MÉTODOS
El principio
Todo comenzó porque el Mar Menor estaba en una etapa de riesgo. Para nuestra suerte en 3º de la ESO íbamos a experimentar una nueva asignatura llamada "Iniciación a la investigación", esta asignatura nos ayudó a saber más sobre lo que estaba pasando con el Mar Menor, ya que debíamos elegir un tema para sacar algún problema adelante. Gracias a eso empezamos a investigar.
Nos dimos cuenta de que estaban utilizando fertilizantes químicos para cultivar los campos y que esos fertilizantes llegaban al Mar Menor por el subsuelo. Decidimos comentarle la idea al profesor, y él nos dijo que las lombrices creaban un fertilizante orgánico, el humus.
A partir de ahí fuimos buscando información sobre las lombrices. Llegamos a la conclusión de que teníamos un montón de información, pero no teníamos "pruebas" o un experimento de ello. Un día decidimos ir al huerto, que tenemos en el instituto (Medihuerto), ahí encontramos una estantería de plástico desarmada y dos cajas de espuma de porexpan en las que había un pequeño orificio que llevaba a la boca de una botella que estaba bien incrustada, situado en la base. Nos dimos cuenta de que podíamos utilizar ese orificio de la botella para que por ahí pudiera salir el humus líquido de lombriz.
Al principio, decidimos recolectar algunas lombrices, para luego ponerlas en las cajas y montar la estantería para colocarlas ahí. Al fin y al cabo, la estantería estaba en un buen sitio para las lombrices, es decir, había sombra y buena temperatura.
Finalmente, vimos que no era buena idea así que mientras íbamos pensando en donde íbamos a colocar la caja que contendría las lombrices, decidimos pedir permiso en el huerto para buscar lombrices.
La camita
Búsqueda de lombrices
La búsqueda de lombrices o como a nosotras nos gusta llamarla, la caza de lombrices, fue complicada.
Antes de nada, preguntamos si podíamos cavar en el huerto, explicamos para que era y nos dieron permiso. Nos dijeron que podíamos cavar en un terreno de tierra en el que iban a construir un estanque.
En el huerto tenemos una caseta donde hay herramientas para jardinería, guantes y cubos. De ahí cogimos una pala, una azada y nos pusimos manos a la obra. Como éramos novatas en esto, el profesor nos hizo una demostración y de ahí sacamos nuestra primera lombriz. A continuación, seguimos haciendo nuestro trabajo nosotras, con esfuerzo y ganas.
Tardamos aproximadamente dos semanas en encontrar nuestra segunda lombriz. Como vimos que en el sitio donde estábamos cabando no íbamos a encontrar muchas más, decidimos cambiar nuestro terreno para cavar.
Con el paso de los meses fuimos acumulando lombrices hasta que llegamos a tener 34 lombrices recolectadas.
OH, OH Tenemos problemas
En nuestra historia también tuvimos fallos y cosas que no nos facilitaron el trabajo.
Diluvio universal
En una semana de enero, estuvo lloviendo mucho. Y nosotras, la verdad, es que no le veíamos el lado malo, ni mucho menos, ya que a las lombrices les gusta reproducirse cuando llueve. Pero tuvimos un grave error y es que dejamos nuestra cajita en el suelo.
Ese día llovió un montón y la verdad, es que tuvimos serios problemas con nuestras lombrices.
Como estábamos preocupadas por las lombrices, se lo dijimos al profesor y nos llevaron al huerto exclusivamente para ver cómo estaban. Cuando llegamos era un desastre, estaba toda nuestra caja llena hasta el tope de agua.
Nosotras pensábamos que nuestras lombrices, al estar con tanta humedad y además ahogadas en agua, se iban a morir. Pero igualmente, nosotras no nos rendimos, he incluso tiramos toda la tierra al suelo para ver si encontrábamos alguna lombriz viva.
Para nuestra sorpresa encontramos 6 o 7 lombrices vivas, y no sabíamos cómo pudieron haber sobrevivido.
Tuvimos que lavar nuestra caja y buscar un sitio donde pudiera haber tierra seca. Al final encontramos un poco de tierra seca y la pusimos en la caja junto con las lombrices.
Como no tuvimos otro sitio para poner las lombrices y no nos quisimos atrever a dejarlas en el huerto. Nos fuimos con nuestra caja al edificio y las dejamos en nuestra clase para que nadie nos pudiera decir nada.
Calentamiento global
En ningún momento pensábamos que tenerlas dentro del edificio iba a ser un problema para ellas. Día tras día, le íbamos prestando un poquito de nuestra atención. Si les faltaba comida, ahí estábamos para dársela; si la tierra estaba muy seca, les echábamos su agua y si les faltaba café para su comodidad, nosotras traíamos.
Finalmente, y por desgracia, un día nos dimos cuenta de que se estaban muriendo. Justo ese día, teníamos investigación y nuestro profesor nos explicó que no siempre los trabajos y los experimentos con animales, salen bien. Él nos propuso que pensáramos o razonáramos el por qué nuestras lombrices se habían muerto y eso fue lo que hicimos. En ningún momento nos dimos por vencidas, al fin y al cabo, nosotras sabíamos que podíamos.
Después de mucho pensar y pensar, nos dimos cuenta que las lombrices tuvieron un cambio muy brusco de temperatura, es decir, pasaron de estar congeladas y ahogadas, a muy secas y con calor, ya que el instituto pone calefacción en invierno.
Un buen cuidado
Cuando vimos que ya no teníamos lombrices y que habíamos fracasado en su cuidado, nos tomamos mucho más en serio nuestro trabajo. Nuestro proyecto no era nada sin las lombrices, así que nuestra labor era cuidarlas y darle todo lo que necesitaran, por eso, nos informamos muchísimo más.
1-. Empezamos a cavar para encontrar lombrices y al final poco a poco fuimos encontrando más y más lombrices.
2-. Lavamos bien su caja y encontramos un palé de madera .En el huerto, preguntamos si podíamos usarlo y nos dijeron que sí. Pusimos el palé en el suelo y la caja con las lombrices encima, de forma que si llovía, la caja no se podía inundar. A esto, le añadimos una bandeja para poder tapar la caja y que no pudiera entrar agua mientras lloviera.
3-. Le echamos su café y unas cáscaras de huevo, para aumentar su reproducción y para calcificar la tierra. Y le echamos agua para humedecer un poco la tierra.
4-. Hicimos nuestro propio compost para las lombrices. Cogimos la otra caja que teníamos y ahí íbamos echando comida, para que poco a poco entrara en su proceso de putrefacción.
Nuestros amigos
Como ya habréis visto en objetivos, nuestro proyecto también tiene un trabajo social. Nuestro trabajo no solo es hacer un producto orgánico, sino que también es concienciar a las personas sobre la contaminación que estamos causando y darle una solución, que en este caso es nuestro fertilizante. Para ello, decidimos centrarnos en personas mayores, en recuperación (por problemas por drogas) y chicos con necesidades especiales.
Chicos con necesidades especiales
Estuvimos observando a nuestro alrededor, nosotras necesitábamos un grupo de gente que no fueran como los demás, queríamos personas que no se pudieran sentir del todo aceptadas en el instituto.
Con nuestra actividad queríamos ayudar, buscábamos que ellos no se sintieran marginados, sino aceptados. ¿Quiénes mejores para esta actividad, que los chicos con necesidades especiales? Ellos sí saben lo que es no sentirse como los demás, por eso los elegimos a ellos, porque sabíamos que se iban a alegrar al saber, que nosotras queríamos que nos ayudaran con algo tan importante, como es dar una solución para el mar Menor.
Pero claro, para eso, lo hablamos primero con el profesor. Él nos dijo que podría hablarlo con su profesora, Alicia, para ver si ella nos daría una oportunidad para mostrarles nuestro trabajo, al fin y al cabo los necesitábamos. Ellos cumplian con todas las caracteristicas para hacer esta actividad.
Al día siguiente, el profesor nos dijo que debíamos de prepararnos un Powerpoint o algo, ya que Alicia había aceptado nuestra propuesta. Y así fue, nos preparamos un pequeño Powerpoint en el que pudiéramos explicar nuestro proyecto y una encuesta para ver si les había gustado y querían participar.
Nosotras estábamos muy nerviosas, porque era la primera vez que hacíamos esto, pero al ver que ellos no hablaban mucho y notar que estaban más nerviosos que nosotras nos tranquilizamos e intentamos hacerlo lo más calmadas posible, para transmitirles seguridad. Al final de la explicación repartimos las encuestas para ver que le había parecido y si querían ayudarnos a cuidar a las lombrices.
En ese momento cabe afirmar, que ellos no estaban obligados a realizar esta actividad, es decir, era voluntario. Para nuestra sorpresa, todos los chicos dijeron que si querían participar y estaban dispuestos a ayudar.
Quedamos con ellos un día en el recreo y les hicimos demostraciones; cómo teníamos que echar el agua, la comida, prácticamente todo. A la semana siguiente, les explicamos que tenían que echarle, cuándo, cuánto y todas las cosas necesarias. Ellos siempre atendieron y respondieron a todas nuestras preguntas.
Les dejamos al mando durante una semana, porque nosotras nos íbamos de viaje, por ello, concretamos los martes y jueves para que fueran a revisar y comprobar que todo fuese bien.
A partir de esas semanas, nuestros amigos cada vez iban progresando socialmente. Cuando nos veían, nos sonreían, decían buenos días e incluso nos llamaban por nuestros nombres . Ellos no se comportaban así antes, no te miraban o agachaban la cabeza y se iban lo más rápido posible.
Mayores
No nos quisimos conformar con sólo los alumnos de Alicia, queríamos diversidad y socialización. Entonces, pensamos en nuestros “abuelitos y abuelitas” que desgraciadamente, algunos pasan su tiempo solos y nadie los visita. Ellos pasaron su juventud en el campo, ayudando a sus padres o a sus abuelos, ya que en varias visitas nos estuvieron contando sus historias con tanto anhelo.
Nos emocionamos tanto que pensábamos que con nuestra ayuda, ellos se sentirían felices y como en los viejos tiempos; y nos ayudarían para aumentar nuestro proyecto y al medioambiente.
Este era nuestro planning pero no lo pudimos completar porque la respuesta del jefe nunca llegó y por culpa del Covid - 19, no pudimos seguir yendo a la residencia:
Personas en recuperación
Nosotras en ningún momento pudimos ir a ninguna asociación ni nada por el estilo. Pero lo tenemos pendiente, porque sabemos que en las asociaciones que ayudan a estas personas realizan una serie de actividades.
Por lo tanto, si ellos realizaran nuestra actividad, cuidar las lombrices, les ayudaría a ellos a distraerse y nos ayudaría a nosotras en el lado social de nuestro proyecto.